Deuteronomio 1; Deuteronomio 7; Deuteronomio 9; Deuteronomio 10; Deuteronomio 14; Deuteronomio 15; Deuteronomio 16; Deuteronomio 17; Deuteronomio 18; Deuteronomio 19; Deuteronomio 20; Deuteronomio 21; Deuteronomio 22; Deuteronomio 23; Deuteronomio 24; Deuteronomio 25; Deuteronomio 30

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Deuteronomio 1

1 Introducción al primer discurso de Moisés
Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo el pueblo de Israel cuando se encontraba en el desierto, al oriente del río Jordán. Ellos acampaban en el valle del Jordán,
cerca de Suf, entre Parán de un lado y entre Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab del otro.
2 Por lo general, solo lleva once días viajar desde el monte Sinaí
hasta Cades-barnea, siguiendo la ruta del monte Seir.
3 Sin embargo, cuarenta años después de que los israelitas salieron de Egipto, el primer día del mes once,
Moisés le habló al pueblo de Israel acerca de todo lo que el Señor
le había ordenado que dijera.
4 Ese hecho ocurrió luego de derrotar a Sehón, rey de los amorreos, quien gobernaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, quien gobernaba en Astarot y en Edrei.
5 Mientras los israelitas estaban en la tierra de Moab, al oriente del río Jordán, Moisés les explicó con mucho cuidado las siguientes instrucciones que el Señor
había dado:
6 La orden de dejar el Sinaí
«Cuando estábamos en el monte Sinaí, el Señor
nuestro Dios nos dijo: “Ya pasaron bastante tiempo en este monte.
7 Es hora de levantar el campamento y seguir adelante. Vayan al territorio montañoso de los amorreos y a todas las regiones vecinas: el valle del Jordán, la zona montañosa, las colinas occidentales,
el Neguev y la llanura costera. Vayan a la tierra de los cananeos y al Líbano, y avancen hasta el gran río Éufrates.
8 ¡Miren, les doy toda esta tierra! Entren y tomen posesión de ella, porque es la tierra que el Señor
juró dar a sus antepasados —Abraham, Isaac y Jacob— y a todos los descendientes de ellos”».
9 Moisés nombra líderes de cada tribu
Moisés siguió diciendo: «En aquel tiempo, les dije: “Ustedes son una carga demasiado pesada para sobrellevarla yo solo.
10 El Señor
su Dios los ha aumentado en cantidad, ¡son tan numerosos como las estrellas!
11 ¡Que el Señor
, Dios de sus antepasados, los multiplique mil veces más y los bendiga tal como lo prometió!
12 ¡Pero ustedes son demasiado peso para llevar! ¿Cómo puedo lidiar con tantos problemas y discusiones entre ustedes?
13 Elijan a hombres bien respetados de cada tribu, conocidos por su sabiduría y entendimiento, y yo los nombraré líderes de ustedes”.
14 »Y ustedes respondieron: “Es una buena idea”.
15 Así que tomé a esos hombres sabios y respetados que ustedes habían elegido de sus respectivas tribus y los designé para que fueran jueces y funcionarios sobre ustedes. Algunos estuvieron a cargo de mil personas; otros, de cien; otros, de cincuenta; y otros, de diez.
16 »En aquel tiempo, les di a los jueces las siguientes instrucciones: “Ocúpense de oír todos los casos de sus hermanos israelitas y también los de los extranjeros que viven entre ustedes. Sean totalmente justos en las decisiones que tomen
17 e imparciales en sus juicios. Atiendan los casos tanto de los pobres como de los ricos. No se acobarden ante el enojo de nadie, porque la decisión que ustedes tomen será la decisión de Dios. Tráiganme a mí los casos que les resulten demasiado difíciles, y yo me ocuparé de ellos”.
18 »En aquel tiempo, les di instrucciones a ustedes acerca de todo lo que tenían que hacer.
19 Exploración de la Tierra Prometida
»Entonces, tal como el Señor
nuestro Dios nos ordenó, partimos del monte Sinaí y cruzamos el inmenso y terrible desierto, como seguramente ustedes recuerdan, y nos dirigimos hacia el territorio montañoso de los amorreos. Al llegar a Cades-barnea,
20 les dije: “Han llegado al territorio montañoso de los amorreos, el cual el Señor
nuestro Dios nos da.
21 ¡Miren! El Señor
ha puesto esta tierra delante de ustedes. Vayan y tomen posesión de ella como les dijo el Señor
en su promesa, el Dios de sus antepasados. ¡No tengan miedo ni se desanimen!”.
22 »Sin embargo, todos ustedes se acercaron y me dijeron: “Primero enviemos espías a que exploren la tierra por nosotros. Ellos nos aconsejarán cuál es la mejor ruta para tomar y en qué aldeas entrar”.
23 »Me pareció una buena idea, así que elegí a doce espías, uno de cada tribu.
24 Se dirigieron hacia la zona montañosa, llegaron hasta el valle de Escol y lo exploraron.
25 Cortaron algunos frutos y los trajeron; luego nos informaron lo siguiente: “La tierra que el Señor
nuestro Dios nos ha dado es en verdad una muy buena tierra”.
26 Rebelión de Israel contra el Señor
»Sin embargo, ustedes se rebelaron contra la orden del Señor
su Dios y se negaron a entrar.
27 Se quejaron dentro de sus carpas y dijeron: “Seguro que el Señor
nos odia. Por eso nos trajo desde Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos para que nos maten.
28 ¿Adónde podemos ir? Nuestros hermanos nos desmoralizaron cuando nos dijeron: ‘Los habitantes de esa tierra son más altos que nosotros y son más fuertes, y las ciudades son grandes, ¡con murallas que llegan hasta el cielo! ¡Hasta vimos gigantes, los descendientes de Anac!’”.
29 »Pero yo les dije: “¡No se asusten ni les tengan miedo!
30 El Señor
su Dios va delante de ustedes. Él peleará por ustedes tal como vieron que hizo en Egipto.
31 También vieron cómo el Señor
su Dios los cuidó todo el tiempo que anduvieron por el desierto, igual que un padre cuida de sus hijos; y ahora los trajo hasta este lugar”.
32 »Pero aun después de todo lo que él hizo, ustedes se negaron a confiar en el Señor
su Dios,
33 quien va delante de ustedes buscando los mejores lugares para que acampen, y guiándolos, de noche con una columna de fuego y de día con una columna de nube.
34 »Cuando el Señor
oyó que se quejaban, se enojó mucho y entonces juró solemnemente:
35 “Ninguno de esta generación perversa vivirá para ver la buena tierra que juré dar a sus antepasados,
36 excepto Caleb, el hijo de Jefone. Él verá la tierra porque siguió al Señor
en todo. Les daré a él y a sus descendientes parte de esa misma tierra que exploró durante su misión”.
37 »Además, el Señor
se enojó conmigo por culpa de ustedes. Me dijo: “Moisés, ¡tú tampoco entrarás en la Tierra Prometida!
38 En cambio, será tu ayudante Josué, hijo de Nun, quien guiará al pueblo hasta llegar a la tierra. Anímalo, porque él irá al frente cuando los israelitas tomen posesión de ella.
39 Daré la tierra a los pequeños del pueblo, a los niños inocentes. Ustedes tenían miedo de que los pequeños fueran capturados, pero serán ellos los que entrarán a poseerla.
40 En cuanto a ustedes, den la vuelta y regresen por el desierto hacia el mar Rojo”.
41 »Luego ustedes confesaron: “¡Hemos pecado contra el Señor
! Ahora iremos y pelearemos por la tierra como el Señor
nuestro Dios nos lo ordenó”. Entonces los hombres tomaron sus armas porque pensaron que sería fácil atacar la zona montañosa.
42 »Pero el Señor
me encargó que les dijera: “No ataquen, porque yo no estoy con ustedes. Si insisten en ir solos, serán aplastados por sus enemigos”.
43 »Eso fue lo que les dije, pero ustedes no quisieron escuchar. En cambio, se rebelaron otra vez contra la orden del Señor
y marcharon con arrogancia a la zona montañosa para pelear.
44 Entonces los amorreos que vivían allí salieron a atacarlos como un enjambre de abejas. Los persiguieron y los vencieron por todo el camino desde Seir hasta Horma.
45 Luego ustedes regresaron y lloraron ante el Señor
, pero él se negó a escucharlos.
46 Por eso se quedaron en Cades por mucho tiempo.
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Deuteronomio 7

1 El privilegio de la santidad
»Cuando el Señor
tu Dios te lleve dentro de la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer, él te abrirá camino quitando de tu paso a muchas naciones: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. Esas siete naciones son más fuertes y numerosas que tú.
2 Cuando el Señor
tu Dios las entregue en tus manos y las conquistes, debes destruirlas por completo.
No hagas tratados con ellas ni les tengas compasión.
3 No te unas en matrimonio con su gente. No permitas que tus hijas ni tus hijos se casen con los hijos o las hijas de esas naciones,
4 porque ellos harán que tus hijos y tus hijas se aparten de mí para rendir culto a otros dioses. Entonces el enojo del Señor
arderá contra ti, y pronto te destruirá.
5 Lo que tienes que hacer es: destruir sus altares paganos, hacer pedazos sus columnas sagradas, derribar sus postes dedicados a la diosa Asera y quemar sus ídolos.
6 Pues tú eres un pueblo santo porque perteneces al Señor
tu Dios. De todos los pueblos de la tierra, el Señor
tu Dios te eligió a ti para que seas su tesoro especial.
7 »El Señor
no te dio su amor ni te eligió porque eras una nación más numerosa que las otras naciones, ¡pues tú eras la más pequeña de todas!
8 Más bien, fue sencillamente porque el Señor
te ama y estaba cumpliendo el juramento que les había hecho a tus antepasados. Por eso te rescató con mano poderosa de la esclavitud y de la mano opresiva del faraón, rey de Egipto.
9 Reconoce, por lo tanto, que el Señor
tu Dios es verdaderamente Dios. Él es Dios fiel, quien cumple su pacto por mil generaciones y derrama su amor inagotable sobre quienes lo aman y obedecen sus mandatos.
10 Pero no duda en castigar ni en destruir a quienes lo rechazan.
11 Por lo tanto, obedece todos los mandatos, los decretos y las ordenanzas que te entrego hoy.
12 »Si prestas atención a estas ordenanzas y las obedeces con fidelidad, el Señor
tu Dios cumplirá su pacto de amor inagotable contigo, tal como lo prometió mediante el juramento que les hizo a tus antepasados.
13 Te amará y te bendecirá y te dará muchos hijos. Hará fértil a tu tierra y a tus animales. Cuando llegues a la tierra que juró dar a tus antepasados, tendrás numerosas cosechas de granos, vino nuevo y aceite de oliva, y también grandes manadas de ganado, ovejas y cabras.
14 Serás la nación más bendecida de toda la tierra. Ningún israelita, sea hombre o mujer, quedará sin tener hijos, y todo tu ganado dará crías.
15 El Señor
te protegerá de cualquier enfermedad. No dejará que sufras las enfermedades terribles que conociste en Egipto; en cambio, ¡se las enviará a todos tus enemigos!
16 »Destruye a todas las naciones que el Señor
tu Dios entrega en tus manos. No les tengas compasión ni rindas culto a sus dioses, porque caerás en su trampa.
17 Tal vez te preguntes: “¿Cómo podremos conquistar a esas naciones que son mucho más poderosas que nosotros?”.
18 ¡Pero no les tengas miedo! Sólo recuerda lo que el Señor
tu Dios le hizo al faraón y a toda la tierra de Egipto.
19 Acuérdate de los tremendos horrores que el Señor
tu Dios envió contra ellos. ¡Tú lo viste todo con tus propios ojos! Y recuerda las señales milagrosas y las maravillas, y la mano fuerte y el brazo poderoso con que él te sacó de Egipto. El Señor
tu Dios usará ese mismo poder contra toda la gente a la que tú temes.
20 ¡Y luego el Señor
tu Dios mandará terror
para expulsar a los pocos sobrevivientes que aún hayan quedado escondidos de ti!
21 »No, no les tengas miedo a esas naciones, porque el Señor
tu Dios está contigo y él es Dios grande e imponente.
22 Poco a poco, el Señor
tu Dios irá expulsando a esas naciones de tu paso. No las echarás a todas de una sola vez porque, de ser así, los animales salvajes se multiplicarían con demasiada rapidez para ti.
23 Pero el Señor
tu Dios entregará a todas esas naciones en tus manos. Las llenará de confusión hasta que queden destruidas.
24 Pondrá a sus reyes bajo tu poder, y tú borrarás sus nombres de la faz de la tierra. Nadie podrá hacerte frente, y tú los destruirás a todos.
25 »Quema sus ídolos y no codicies ni la plata ni el oro que los recubre. No te los lleves contigo, o se convertirán en una trampa para ti, porque son detestables al Señor
tu Dios.
26 No traigas a tu casa ninguna clase de objetos detestables porque, si lo haces, serás destruido, igual que ellos. Aborrece por completo esas cosas, porque están apartadas para ser destruidas.
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Deuteronomio 9

1 Victoria por la gracia de Dios
»¡Escucha, Israel! Hoy estás a punto de cruzar el río Jordán para tomar posesión de la tierra que pertenece a naciones más grandes y más poderosas que tú. ¡Viven en ciudades con murallas que llegan hasta el cielo!
2 Los habitantes son altos y fuertes, son descendientes de los famosos gigantes anaceos. Has escuchado que se dice: “¿Quién puede hacer frente a los anaceos?”.
3 Pero reconoce hoy que el Señor
tu Dios es el que cruzará delante de ti como un fuego devorador para destruirlos. Él los subyugará para que los conquistes rápidamente y los expulses enseguida, tal como el Señor
te prometió.
4 »Después de que el Señor
tu Dios haya hecho eso por ti, no digas en tu corazón: “¡El Señor
nos ha dado esta tierra porque somos muy buena gente!”. No, no es así. Es por la perversión de las otras naciones que él las quita de tu camino.
5 No es porque seas tan bueno o porque tengas tanta integridad que estás a punto de poseer la tierra de ellas. El Señor
tu Dios expulsará a esas naciones de tu paso sólo por la perversidad de ellas y para cumplir el juramento que les hizo a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.
6 Debes reconocer que el Señor
tu Dios no te da esa buena tierra porque tú seas bueno. No, porque no lo eres; eres un pueblo terco.
7 El becerro de oro
»Recuerda y no olvides jamás cómo hiciste enojar al Señor
tu Dios en el desierto. Desde el día que saliste de Egipto hasta ahora, vienes rebelándote constantemente contra él.
8 Hasta en el monte Sinaí
le provocaste tanto enojo que estaba dispuesto a destruirte.
9 Eso sucedió cuando yo estaba en el monte recibiendo las tablas de piedra grabadas con las palabras del pacto que el Señor
había hecho contigo. Estuve allí cuarenta días y cuarenta noches, y durante todo ese tiempo no probé alimento ni bebí agua.
10 El Señor
me dio las dos tablas en las que Dios había escrito con su propio dedo todas las palabras que te había hablado desde en medio del fuego cuando estabas reunido al pie del monte.
11 »Pasados los cuarenta días y las cuarenta noches, el Señor
me entregó las dos tablas de piedra grabadas con las palabras del pacto.
12 Luego el Señor
me dijo: “¡Levántate! Baja enseguida, porque el pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido. ¡Qué pronto se apartaron de la forma en que les ordené que vivieran! ¡Fundieron oro y se hicieron un ídolo!”.
13 »El Señor
también me dijo: “He visto lo terco y lo rebelde que es este pueblo.
14 Quítate del medio, para que lo destruya y borre su nombre de la faz de la tierra. Luego haré una nación poderosa con tus descendientes, una nación más fuerte y numerosa que esta gente”.
15 »Así que, mientras el monte seguía ardiendo en llamas, di la vuelta y comencé a bajar; en las manos llevaba las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto.
16 Abajo, ante mis ojos, pude ver que ustedes habían pecado contra el Señor
su Dios. Habían fundido oro y se habían hecho un becerro. ¡Qué pronto se apartaron del camino que el Señor
les había ordenado seguir!
17 Entonces tomé las tablas de piedra y las tiré al suelo, y se partieron en pedazos a la vista de todos.
18 »Luego me postré hasta el suelo delante del Señor
y estuve allí otros cuarenta días y cuarenta noches. No comí pan ni bebí agua, debido al pecado tan grande que ustedes habían cometido al hacer lo que el Señor
odiaba, con lo cual provocaron su enojo.
19 Tuve miedo de que ese enojo tan intenso del Señor
, que lo volvió en contra de ustedes, lo llevara a destruirlos; pero una vez más, él me escuchó.
20 El Señor
estaba tan enojado con Aarón que también quería destruirlo a él; pero oré por Aarón, y el Señor
le perdonó la vida.
21 Así que tomé el pecado de ustedes —o sea, el becerro que habían hecho—, lo derretí en el fuego y luego lo molí hasta que quedó hecho polvo, y después lo arrojé en el arroyo que baja del monte.
22 »Ustedes también hicieron enojar al Señor
en Taberá,
en Masá
y en Kibrot-hataava.
23 Además, en Cades-barnea, el Señor
les ordenó que salieran, diciendo: “Suban y tomen la tierra que les he dado”. Pero ustedes se rebelaron contra la orden del Señor
su Dios y se negaron a confiar en él y a obedecerlo.
24 Así es, vienen rebelándose contra el Señor
desde que los conozco.
25 »Por esa razón, me postré hasta el suelo delante del Señor
y estuve allí durante cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor
dijo que iba a destruirlos.
26 Oré al Señor
y dije: “Oh Señor
Soberano, no los destruyas; son tu propio pueblo. Son tu posesión más preciada, los que redimiste de Egipto con tu gran poder y tu mano fuerte.
27 Te ruego que no les tomes en cuenta su terquedad ni su terrible pecado, y que recuerdes, en cambio, a tus siervos Abraham, Isaac y Jacob.
28 Si tú destruyes a este pueblo, los egipcios van a decir: ‘Los israelitas murieron porque el Señor
no pudo llevarlos a la tierra que había prometido darles’. O también podrían decir: ‘Los destruyó porque los odiaba; los llevó al desierto a propósito para aniquilarlos’.
29 Pero los israelitas son tu pueblo y tu posesión más preciada, los que sacaste de Egipto con tu gran fuerza y tu brazo poderoso”.
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Deuteronomio 10

1 Nueva copia del pacto
»En aquel tiempo, el Señor
me dijo: “Talla dos tablas de piedra como las primeras. Y haz también un arca de madera, un cofre sagrado para guardarlas. Sube al monte para encontrarte conmigo,
2 y yo escribiré en las tablas las mismas palabras que había en las que hiciste pedazos. Luego coloca las tablas dentro del arca”.
3 »Así que hice un arca con madera de acacia y tallé dos tablas de piedra como las primeras. Luego subí al monte con las tablas en mano.
4 Entonces, una vez más, el Señor
escribió los diez mandamientos
en las tablas y me las dio. Eran las mismas palabras que el Señor
les había dicho desde en medio del fuego el día que se reunieron al pie del monte.
5 Luego bajé del monte y coloqué las tablas dentro del arca del pacto que había hecho como el Señor
me había ordenado. Y las tablas aún están allí, dentro del arca».
6 (El pueblo de Israel viajó desde los pozos de Jaacán
hasta Mosera, donde Aarón murió y fue enterrado. Su hijo Eleazar tomó su lugar en el servicio como sumo sacerdote.
7 Luego siguieron viaje a Gudgoda, y de allí a Jotbata, una tierra con muchos arroyos y corrientes de agua.
8 En aquel tiempo, el Señor
designó a los de la tribu de Leví para que se encargaran de llevar el arca del pacto del Señor
y estuvieran delante de él para servirlo y pronunciar bendiciones en su nombre. Esas son las responsabilidades de ellos hasta el día de hoy.
9 Es por eso que la tribu de Leví no posee ninguna parte ni porción de la tierra como las demás tribus israelitas. El propio Señor
es su preciada posesión, tal como el Señor
Dios de Israel les dijo a los levitas).
10 »En cuanto a mí, yo me quedé en el monte y en la presencia del Señor
durante cuarenta días y cuarenta noches como lo había hecho la primera vez. Y nuevamente el Señor
escuchó mis ruegos y accedió a no destruirlos a ustedes.
11 Luego el Señor
me dijo: “Levántate, ponte en marcha de nuevo y guía al pueblo para que tome posesión de la tierra que juré dar a sus antepasados”.
12 Un llamado al amor y a la obediencia
»Y ahora, Israel, ¿qué requiere el Señor
tu Dios de ti? Solo requiere que temas al Señor
tu Dios, que vivas de la manera que le agrada y que lo ames y lo sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma.
13 Debes obedecer siempre los mandatos y los decretos del Señor
que te entrego hoy para tu propio bien.
14 »Mira, los cielos más altos, y la tierra y todo lo que hay en ella pertenecen al Señor
tu Dios.
15 Sin embargo, el Señor
eligió a tus antepasados para darles su amor. Y a ti, que eres su descendencia, te eligió de entre todas las naciones, como se ve hoy.
16 Así que cambia la actitud de tu corazón
y deja de ser terco.
17 »Pues el Señor
tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores. Él es el gran Dios, poderoso e imponente, que no muestra parcialidad y no acepta sobornos.
18 Se asegura que los huérfanos y las viudas reciban justicia. Les demuestra amor a los extranjeros que viven en medio de ti y les da ropa y alimentos.
19 Así que tú también tienes que demostrar amor a los extranjeros porque tú mismo una vez fuiste extranjero en la tierra de Egipto.
20 Tienes que temer al Señor
tu Dios, adorarlo y aferrarte a él. Cuando hagas juramentos, que sean solo en su nombre.
21 Sólo él es tu Dios, el único digno de tu alabanza, el que ha hecho los milagros poderosos que viste con tus propios ojos.
22 Cuando tus antepasados llegaron a Egipto, eran solamente setenta personas. ¡Pero ahora el Señor
tu Dios te ha vuelto tan numeroso como las estrellas del cielo!
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Deuteronomio 14

1 Animales ceremonialmente puros e impuros
»Israel, dado que eres el pueblo del Señor
tu Dios, nunca te hagas cortaduras en el cuerpo ni te afeites el cabello que está encima de la frente en señal de duelo por un muerto.
2 Tú fuiste separado como pueblo santo para el Señor
tu Dios, y él te eligió entre todas las naciones del mundo, para que seas su tesoro especial.
3 »No comerás de ningún animal detestable, porque son ceremonialmente impuros.
4 Los animales
que sí puedes comer son: el buey, la oveja, la cabra,
5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra salvaje, el antílope adax, el antílope y la oveja montés.
6 »Puedes comer cualquier animal rumiante y que tenga las pezuñas totalmente partidas,
7 pero no lo comerás si no reúne ambas condiciones. Por lo tanto, no comerás camellos ni liebres ni damanes.
Estos son rumiantes pero no tienen las pezuñas partidas, así que son ceremonialmente impuros para ti.
8 Tampoco comerás cerdo, pues tiene las pezuñas partidas pero no es un animal rumiante, así que es ceremonialmente impuro para ti. No comerás la carne de ninguno de los animales que acabo de mencionar, ni siquiera tocarás sus cuerpos muertos.
9 »De todos los animales marinos, puedes comer los que tengan tanto aletas como escamas,
10 pero no comerás de los que no tengan ni aletas ni escamas. Estos son ceremonialmente impuros para ti.
11 »Puedes comer de cualquier ave que sea ceremonialmente pura,
12 pero no comerás de las siguientes aves: el buitre grifón, el quebrantahuesos, el buitre de cabeza negra,
13 el milano, el halcón, ningún tipo de ave carroñera,
14 ni cuervos de ninguna clase,
15 ni el búho real, ni la lechuza campestre, ni la gaviota, ni gavilanes de ninguna especie;
16 tampoco mochuelos ni pequeños ni grandes, ni lechuzas comunes,
17 ni lechuzas del desierto, ni el buitre egipcio, ni el cuervo marino,
18 ni la cigüeña, ni garzas de ninguna especie, ni la abubilla, ni el murciélago.
19 »Todos los insectos con alas que caminan por el suelo son ceremonialmente impuros para ti y no los comerás;
20 pero sí puedes comer de las aves y de los insectos con alas que son ceremonialmente puros.
21 »No comas nada que haya muerto de muerte natural. En todo caso, puedes dárselo a algún extranjero que viva en tu ciudad o vendérselo a un desconocido. Pero tú no lo comas, porque eres un pueblo santo, separado para el Señor
tu Dios.
»No cocines a un cabrito en la leche de su madre.
22 La entrega de los diezmos
»Deberás separar el diezmo de tus cosechas, es decir, la décima parte de todo lo que coseches cada año.
23 Lleva ese diezmo al lugar de adoración designado —el lugar que el Señor
tu Dios elija para que su nombre sea honrado— y cómelo allí, en su presencia. Lo harás así con el diezmo de tus granos, tu vino nuevo, tu aceite de oliva y los machos de las primeras crías de tus rebaños y manadas. Esta práctica te enseñará a temer siempre al Señor
tu Dios.
24 »Ahora bien, cuando el Señor
tu Dios te bendiga con una buena cosecha, podría suceder que el lugar de adoración que él elija para que su nombre sea honrado te quede demasiado lejos para llevar tu diezmo.
25 En ese caso, puedes vender esa décima parte de tus cosechas y manadas, poner el dinero en una bolsa y dirigirte al lugar que el Señor
tu Dios haya elegido.
26 Cuando llegues, podrás usar el dinero para comprar cualquier clase de alimento que desees: ganado, ovejas, cabras, vino u otra bebida alcohólica. Luego comerás hasta quedar satisfecho en la presencia del Señor
tu Dios y celebrarás con todos los de tu casa.
27 No descuides a los levitas de tu ciudad, porque ellos no van a recibir ninguna asignación de tierra como las demás tribus.
28 »Al final de cada tercer año, lleva todo el diezmo de la cosecha de ese año a la ciudad más cercana y almacénalo allí.
29 Dáselo a los levitas —quienes no recibirán ninguna asignación de tierra como las demás tribus— y también a los extranjeros que vivan en medio de ti, a los huérfanos y a las viudas de tus ciudades, para que coman y se sacien. Entonces el Señor
tu Dios te bendecirá en todo tu trabajo.
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Deuteronomio 15

1 Liberación de las deudas
»Al final de cada séptimo año, tienes que anular las deudas de todos los que te deban dinero.
2 Lo harás de la siguiente manera: cada uno anulará los préstamos que le haya hecho a otro hermano israelita; nadie exigirá ningún pago de sus vecinos ni de sus parientes, porque habrá llegado el tiempo del Señor
para la liberación de las deudas.
3 Sin embargo, esa liberación solo sirve para tus hermanos israelitas, pero no para los extranjeros que vivan en medio de ti.
4 »No deberá haber pobres en medio de ti, porque el Señor
tu Dios te bendecirá en abundancia en la tierra que te da como preciada posesión.
5 Recibirás esa bendición si te aseguras de obedecer los mandatos del Señor
tu Dios que te entrego hoy.
6 El Señor
tu Dios te bendecirá tal como lo prometió. Prestarás dinero a muchas naciones pero nunca tendrás necesidad de pedirles prestado. Tú gobernarás a muchas naciones, pero ellas no te gobernarán a ti.
7 »Pero si hubiera israelitas pobres en tus ciudades cuando llegues a la tierra que el Señor
tu Dios te da, no seas insensible ni tacaño con ellos.
8 En cambio, sé generoso y préstales lo que necesiten.
9 No seas mezquino ni le niegues un préstamo a alguien por el hecho de que se acerca el año para anular las deudas. Si te niegas a dar el préstamo, y la persona con necesidad clama al Señor
, serás culpable de pecado.
10 Da al pobre con generosidad, no de mala gana, porque el Señor
tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.
11 Siempre habrá algunos que serán pobres en tu tierra, por eso te ordeno que compartas tus bienes generosamente con ellos y también con otros israelitas que pasen necesidad.
12 Liberación para los esclavos hebreos
»Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti como siervo
y te sirve por seis años, al séptimo año deberás dejarlo en libertad.
13 »Cuando liberes a un siervo varón, no lo despidas con las manos vacías.
14 Sé generoso con él y regálale como despedida algo de tus rebaños, de tus granos y de tus vinos. Dale parte de la abundante riqueza con la que el Señor
tu Dios te haya bendecido.
15 ¡Recuerda que una vez tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que el Señor
tu Dios te liberó! Por esa razón, te doy este mandato.
16 »Pero supongamos que tu siervo dice: “No te dejaré”, porque se ha encariñado contigo y con tu familia, y le ha ido bien en tu casa.
17 En ese caso, toma un punzón y perfórale el lóbulo de la oreja contra la puerta. Entonces será tu siervo por el resto de su vida. Haz lo mismo con tus siervas.
18 »No pienses que liberar a tus siervos es una gran pérdida. Recuerda que, durante seis años, te brindaron un servicio que vale el doble del salario de un obrero contratado, y el Señor
tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.
19 Sacrificio de los machos de las primeras crías
»Tienes que separar para el Señor
tu Dios los primeros machos que nazcan de las crías de tus rebaños y manadas. No uses la primera cría de tu manada para trabajar el campo ni trasquiles la primera cría de tu rebaño.
20 En cambio, te comerás esos animales con tu familia cada año en la presencia del Señor
tu Dios, en el lugar que él elija.
21 Sin embargo, si la primera cría tiene algún defecto —si es ciego, cojo o con otra anormalidad— no deberás ofrecerla en sacrificio al Señor
tu Dios.
22 Más bien, úsala como alimento para tu familia en la ciudad donde vives. Cualquier persona, esté o no ceremonialmente pura, puede comer de ese animal, tal como cualquiera puede comer de una gacela o de un ciervo.
23 Pero por ninguna razón consumas la sangre. Deberás derramarla sobre la tierra como si fuera agua.
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Deuteronomio 16

1 La Pascua y el Festival de los Panes sin Levadura
»Celebra la Pascua en honor al Señor
tu Dios cada año, a comienzos de la primavera, en el mes de
porque ese fue el mes en que el Señor
tu Dios te sacó de la tierra de Egipto durante la noche.
2 Tu sacrificio de la Pascua puede ser tanto de tu rebaño como de tu manada, y deberás sacrificarlo al Señor
tu Dios en el lugar de adoración designado, el lugar que él elija para que su nombre sea honrado.
3 Cómelo junto con pan preparado sin levadura. Durante siete días prepararás sin levadura el pan que comas, tal como cuando saliste de Egipto con tanto apuro. Come ese pan —el pan del sufrimiento— para que recuerdes toda tu vida el día que saliste de Egipto.
4 Durante esos siete días, que no se encuentre ni un poco de levadura en las casas de tu tierra. También, cuando sacrifiques el cordero de la Pascua al atardecer del primer día, no dejes que sobre nada para el día siguiente.
5 »No sacrificarás el animal para la Pascua en cualquier ciudad que el Señor
tu Dios te da.
6 Tendrás que ofrecerlo sólo en el lugar de adoración designado, el lugar que el Señor
tu Dios elija para que su nombre sea honrado. Sacrifícalo al atardecer, cuando cae el sol, el día del aniversario de tu éxodo de Egipto.
7 Asa el cordero y cómelo en el lugar que el Señor
tu Dios elija. Luego puedes volver a tu carpa a la mañana siguiente.
8 Durante los seis días siguientes, no comerás pan preparado con levadura. El séptimo día también proclámalo santo en honor al Señor
tu Dios, y ese día nadie hará ninguna clase de trabajo.
9 El Festival de la Cosecha
»Cuenta siete semanas a partir del momento en que comiences a cortar el grano al inicio de la cosecha.
10 Luego celebra el Festival de la Cosecha
en honor al Señor
tu Dios. Llévale una ofrenda voluntaria en proporción a las bendiciones que hayas recibido de él.
11 Será un tiempo de celebración delante del Señor
tu Dios en el lugar de adoración que él designe para que su nombre sea honrado. Celebra con tus hijos e hijas, con tus siervos y siervas, con los levitas que vivan en tus ciudades, con los extranjeros, y con los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti.
12 Recuerda que tú también una vez fuiste esclavo en Egipto, así que asegúrate de obedecer todos estos decretos.
13 El Festival de las Enramadas
»Celebra el Festival de las Enramadas
durante siete días, al finalizar la temporada de la cosecha, después de trillar el grano y prensar las uvas.
14 Este festival será un tiempo de alegría y celebración con tus hijos e hijas, con tus siervos y siervas, con los levitas, con los extranjeros, y con los huérfanos y las viudas que vivan en tus ciudades.
15 Durante siete días, celebrarás este festival para honrar al Señor
tu Dios en el lugar que él elija, porque él es quien te bendice con cosechas abundantes y prospera todo tu trabajo. Este festival será un tiempo de mucha alegría para todos.
16 »Cada año, todo hombre de Israel deberá celebrar estos tres festivales: el Festival de los Panes sin Levadura, el Festival de la Cosecha y el Festival de las Enramadas. En cada una de esas ocasiones, todos los varones tendrán que presentarse ante el Señor
tu Dios en el lugar que él elija, pero no se presentarán ante el Señor
sin una ofrenda.
17 Todos darán según sus posibilidades, de acuerdo con las bendiciones que hayan recibido del Señor
tu Dios.
18 Justicia para el pueblo
»Nombra jueces y funcionarios de cada una de las tribus en todas las ciudades que el Señor
te da. Ellos tendrán que juzgar al pueblo con justicia.
19 Por ninguna razón tuerzas la justicia ni muestres parcialidad. Jamás aceptes un soborno, porque el soborno nubla los ojos del sabio y corrompe las decisiones de los íntegros.
20 Que siempre triunfe la justicia verdadera, para que puedas vivir y poseer la tierra que el Señor
tu Dios te da.
21 »Jamás pondrás un poste de madera dedicado a la diosa Asera al lado del altar que edifiques para el Señor
tu Dios.
22 Y nunca edifiques columnas sagradas para rendir culto, porque el Señor
tu Dios las odia.
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Deuteronomio 17

1 »Nunca sacrifiques al Señor
tu Dios ganado, ovejas o cabras que tengan algún defecto o enfermedad, porque él detesta esa clase de ofrendas.
2 »Cuando empieces a vivir en las ciudades que el Señor
tu Dios te da, podría suceder que un hombre o una mujer del pueblo haga algo malo a los ojos del Señor
y desobedezca el pacto.
3 Por ejemplo, podría ser que sirviera a otros dioses o rindiera culto al sol, a la luna o a alguna estrella —es decir, a las fuerzas del cielo—, lo cual he prohibido terminantemente.
4 Cuando te enteres de algo así, investiga el asunto a fondo. Si resulta cierto que se ha cometido ese acto detestable en Israel,
5 entonces llevarás al hombre o la mujer responsable de esa maldad hasta las puertas de la ciudad y lo matarás a pedradas.
6 Sin embargo, nunca le quites la vida a nadie por el testimonio de un solo testigo. Siempre tendrá que haber dos o tres testigos.
7 Los testigos deberán arrojar las primeras piedras, y luego se sumará el resto del pueblo. De esa manera, limpiarás la maldad que hay en medio de ti.
8 »Supongamos que a un juez local le llega un caso demasiado difícil de resolver; por ejemplo, si alguien es culpable de asesinato o de homicidio no premeditado, o bien podría ser una demanda complicada o un caso que involucra distintos tipos de agresión. Esos casos legales llévalos al lugar que el Señor
tu Dios elija
9 y preséntalos ante los sacerdotes levitas o el juez que esté de turno en esos días. Ellos oirán el caso y declararán el veredicto.
10 Tú deberás cumplir el veredicto que ellos anuncien y la sentencia que dicten en el lugar que el Señor
elija. Harás todo lo que ellos digan, al pie de la letra.
11 Después que hayan interpretado la ley y declarado el veredicto, tendrás que ejecutar la sentencia que impongan en su totalidad; no le hagas ninguna modificación.
12 Cualquiera que tenga la arrogancia de rechazar el veredicto de un juez o de un sacerdote que representa al Señor
tu Dios tendrá que morir. De esa manera limpiarás la maldad que hay en Israel.
13 Entonces todo el pueblo se enterará de lo ocurrido y tendrá miedo de actuar con tanta arrogancia.
14 Pautas para los reyes
»Estás por entrar en la tierra que el Señor
tu Dios te da. Cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, tal vez se te ocurra pensar: “Deberíamos tener un rey para que nos gobierne, tal como tienen las naciones que nos rodean”.
15 Si tal cosa sucediera, asegúrate de designar como rey al hombre que el Señor
tu Dios elija. Tendrás que nombrar a un hermano israelita, no podrá ser un extranjero.
16 »El rey no deberá construir grandes establos para sí ni enviar a su gente a Egipto para comprar caballos, porque el Señor
te ha dicho: “Nunca vuelvas a Egipto”.
17 El rey no deberá tomar muchas esposas para sí, porque ellas apartarán su corazón del Señor
. Tampoco deberá acumular para sí grandes cantidades de oro y plata.
18 »Cuando se siente en el trono a reinar, deberá producir una copia de este conjunto de instrucciones en un rollo, en presencia de los sacerdotes levitas.
19 Tendrá esa copia siempre consigo y la leerá todos los días de su vida. De esa manera, aprenderá a temer al Señor
su Dios al obedecer todas las condiciones de esta serie de instrucciones y decretos.
20 La lectura diaria impedirá que se vuelva orgulloso y actúe como si fuera superior al resto de sus compatriotas, y también impedirá que se aparte de los mandatos en lo más mínimo. Además, será una garantía de que él y sus descendientes reinarán por muchas generaciones en Israel.
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Deuteronomio 18

1 Ofrendas para los sacerdotes y los levitas
»Recuerda que los sacerdotes levitas —es decir, toda la tribu de Leví— no recibirán ninguna asignación de tierra entre las demás tribus de Israel. Pero tanto los sacerdotes como los levitas comerán de las ofrendas especiales dadas al Señor
, porque esa es la parte que les corresponde.
2 No tendrán tierra propia entre los israelitas. El propio Señor
es su preciada posesión, tal como les prometió.
3 »Del ganado, las ovejas y las cabras que el pueblo traiga como ofrenda, los sacerdotes podrán tomar para sí la espaldilla, la quijada y el estómago.
4 También les darás a los sacerdotes la primera porción de los granos, del vino nuevo, del aceite de oliva y de la lana que obtengas en la temporada de esquila.
5 Pues el Señor
tu Dios eligió a la tribu de Leví, de entre todas tus tribus, para que sirva en nombre del Señor
por siempre.
6 »Supongamos que un levita decide dejar su ciudad en Israel, sea cual fuere la ciudad, para mudarse al lugar de adoración que el Señor
elija.
7 Podrá servir allí en nombre del Señor
su Dios, igual que sus hermanos levitas que ya estén sirviendo al Señor
en ese lugar,
8 y podrá comer su porción de los sacrificios y las ofrendas, aun cuando también reciba sustento de su familia.
9 Un llamado a una vida santa
»Cuando entres en la tierra que el Señor
tu Dios te da, ten mucho cuidado de no imitar las costumbres detestables de las naciones que viven allí.
10 Por ejemplo, jamás sacrifiques a tu hijo o a tu hija como una ofrenda quemada.
Tampoco permitas que el pueblo practique la adivinación, ni la hechicería, ni que haga interpretación de agüeros, ni se mezcle en brujerías,
11 ni haga conjuros; tampoco permitas que alguien se preste a actuar como médium o vidente, ni que invoque el espíritu de los muertos.
12 Cualquiera que practique esas cosas es detestable a los ojos del Señor
. Precisamente porque las otras naciones hicieron esas cosas detestables, el Señor
tu Dios las expulsará de tu paso.
13 Sin embargo, tú debes ser intachable delante del Señor
tu Dios.
14 Las naciones que estás por desplazar consultan a los adivinos y a los hechiceros, pero el Señor
tu Dios te prohíbe hacer esas cosas».
15 Profetas verdaderos y profetas falsos
Moisés siguió diciendo: «El Señor
su Dios les levantará un profeta como yo de entre sus hermanos israelitas. A él tendrán que escucharlo,
16 pues eso fue lo que ustedes le pidieron al Señor
su Dios cuando estaban reunidos al pie del monte Sinaí.
Dijeron: “No queremos oír nunca más la voz del Señor
nuestro Dios ni ver este fuego ardiente, porque moriremos”.
17 »Entonces el Señor
me dijo: “Lo que el pueblo dice es cierto.
18 Levantaré un profeta como tú de entre sus hermanos israelitas. Pondré mis palabras en su boca, y él dirá al pueblo todo lo que yo le ordene.
19 Yo mismo trataré con cualquiera que no preste atención a los mensajes que el profeta proclame en mi nombre.
20 Pero todo profeta que falsamente afirme hablar en mi nombre o hable en nombre de otro dios, tendrá que morir”.
21 »Tal vez se pregunten: “¿Cómo sabremos si una profecía viene o no del Señor
?”.
22 Si el profeta habla en el nombre del Señor
, pero su profecía no se cumple ni ocurre lo que predice, ustedes sabrán que ese mensaje no proviene del Señor
. Ese profeta habló sin el respaldo de mi autoridad, y no tienen que temerle.
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Deuteronomio 19

1 Ciudades de refugio
»Cuando el Señor
tu Dios destruya a las naciones que ahora ocupan el territorio que él está por entregarte, tomarás para ti las tierras y te establecerás en las ciudades y en las casas de esas naciones.
2 Luego deberás apartar tres ciudades de refugio en la tierra que el Señor
tu Dios te da.
3 Estudia el territorio
y divide en tres regiones esa tierra que el Señor
te da, de modo que haya una de las ciudades en cada región. Entonces cualquier persona que haya matado a otra podrá huir a una de las ciudades de refugio para ponerse a salvo.
4 »Si un individuo mata a otro accidentalmente y sin enemistad previa, el responsable de la muerte podrá huir a cualquiera de esas ciudades para vivir a salvo.
5 Por ejemplo, supongamos que una persona va con un vecino a cortar leña al bosque, y cuando uno de los dos levanta el hacha para cortar un árbol, la cabeza del hacha se desprende del mango y mata a la otra persona. En tales casos, el responsable de la muerte puede huir a una de las ciudades de refugio para vivir a salvo.
6 »Si la ciudad de refugio más cercana quedara demasiado lejos, un vengador enfurecido podría rastrear al que causó la muerte y quitarle la vida. En ese caso, la persona moriría injustamente, porque nunca antes había mostrado enemistad hacia el muerto.
7 Por esa razón, te ordeno que apartes tres ciudades de refugio.
8 »Si el Señor
tu Dios extiende tu territorio como les juró a tus antepasados y te entrega toda la tierra que les prometió,
9 deberás designar otras tres ciudades de refugio adicionales. (Él te dará esa tierra si te aseguras de obedecer todos los mandatos que te di, es decir, si siempre amas al Señor
tu Dios y andas en sus caminos).
10 De esa manera, evitarás que mueran personas inocentes en la tierra que el Señor
tu Dios te da como tu preciada posesión. Entonces no serás responsable de la muerte de inocentes.
11 »Pero supongamos que alguien está enemistado con un vecino y le tiende una emboscada a propósito y lo mata, y luego huye a una de las ciudades de refugio.
12 En ese caso, los ancianos de la ciudad del asesino enviarán representantes a la ciudad de refugio para traerlo de regreso y entregarlo al vengador del muerto para que le quite la vida.
13 ¡No sientas lástima por ese asesino! Limpia a Israel de la culpa de asesinar a personas inocentes; entonces todo te saldrá bien.
14 Interés por la justicia
»Cuando llegues a la tierra que el Señor
tu Dios te da como preciada posesión, nunca le robes terreno a otro cambiando de lugar los límites de propiedad que tus antepasados establecieron.
15 »No condenes a nadie por algún crimen o delito basado en el testimonio de un solo testigo. Los hechos del caso deben ser establecidos por el testimonio de dos o tres testigos.
16 »Si un testigo malicioso se presenta y acusa a alguien de haber cometido algún crimen o delito,
17 tanto el que acusa como el acusado deberán presentarse ante el Señor
al acudir a los sacerdotes y a los jueces que estén en ejercicio en esos días.
18 Los jueces tendrán que investigar el caso a fondo. Si el acusador presentara cargos falsos contra otro israelita,
19 le impondrás a él la sentencia que pretendía para la otra persona. De ese modo, limpiarás esa maldad que hay en medio de ti.
20 Entonces el resto del pueblo se enterará del caso y tendrá temor de cometer semejante maldad.
21 ¡No muestres compasión por el culpable! La regla que seguirás es vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
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Deuteronomio 20

1 Ordenanzas sobre la guerra
»Cuando salgas a luchar contra tus enemigos y te enfrentes con caballos y carros de guerra y con un ejército más numeroso que el tuyo, no tengas miedo. ¡El Señor
tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, está contigo!
2 Cuando te prepares para una batalla, el sacerdote saldrá a hablarle a las tropas
3 y les dirá: “¡Préstenme atención, hombres de Israel! ¡No tengan miedo cuando salgan hoy a pelear contra sus enemigos! No se desanimen ni se asusten, ni tiemblen frente a ellos.
4 ¡Pues el Señor
su Dios va con ustedes! ¡Él peleará por ustedes contra sus enemigos y les dará la victoria!”.
5 »Luego, los jefes del ejército se dirigirán a las tropas y dirán: “¿Alguno de ustedes acaba de construir una casa pero aún no la ha estrenado? De ser así, puede irse a su casa. Podría morir en batalla, y otro estrenaría su casa.
6 ¿Alguno de ustedes acaba de plantar un viñedo pero aún no ha comido ninguno de sus frutos? De ser así, puede irse a su casa. Podría morir en batalla, y otro comería los primeros frutos.
7 ¿Alguno de ustedes acaba de comprometerse con una mujer pero aún no se ha casado con ella? ¡Bien, puede irse a su casa y casarse! Podría morir en batalla, y otro se casaría con ella”.
8 »Luego los jefes también dirán: “¿Alguno de ustedes tiene miedo o está angustiado? De ser así, puede irse a su casa antes de que atemorice a alguien más”.
9 Una vez que los jefes terminen de hablar a las tropas, nombrarán comandantes para cada unidad.
10 »Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, primero debes ofrecer condiciones de paz a sus habitantes.
11 Si aceptan las condiciones y te abren las puertas, entonces todos ellos quedarán obligados a servirte haciendo trabajos forzados,
12 pero si no quieren hacer la paz y se preparan para luchar, deberás atacar la ciudad.
13 Cuando el Señor
tu Dios te entregue la ciudad, mata a filo de espada a todos los hombres de ese pueblo.
14 Sin embargo, podrás quedarte con todas las mujeres, los niños, los animales y el resto del botín de la ciudad. Podrás disfrutar de todo el botín de tus enemigos que el Señor
tu Dios te entregue.
15 »Estas instrucciones solo se refieren a las ciudades lejanas, no a las de las naciones que ocupan la tierra donde estás a punto de entrar.
16 En las ciudades que el Señor
tu Dios te da como preciada posesión, destruye a todo ser viviente.
17 Tienes que destruir por completo
a los hititas, a los amorreos, a los cananeos, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos, tal como el Señor
tu Dios te ordenó.
18 Así evitarás que los pueblos de esa tierra te enseñen a imitar las costumbres detestables que practican cuando rinden culto a sus dioses, lo cual te haría pecar profundamente contra el Señor
tu Dios.
19 »Si al atacar una ciudad la guerra se prolonga, no debes cortar los árboles a hachazos. Puedes comer de los frutos, pero no derribes los árboles. ¿Acaso los árboles son enemigos a los que tienes que atacar?
20 Sólo corta los árboles que sabes que no son aptos para comer. Úsalos para la fabricación de todo lo que necesites para atacar la ciudad enemiga hasta que se rinda.
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Deuteronomio 21

1 Purificación por causa de un homicidio no resuelto
»Cuando estés en la tierra que el Señor
tu Dios te da, podría ocurrir que alguien encontrara en el campo a una persona asesinada, y no se supiera quién la mató.
2 En un caso así, los ancianos y los jueces tendrán que medir la distancia que hay desde el lugar del crimen hasta las ciudades cercanas.
3 Una vez que hayan determinado cuál es la ciudad más cercana, los ancianos de esa ciudad tendrán que elegir una novilla de la manada que nunca haya sido entrenada para el arado ni usado el yugo.
4 La llevarán hasta un valle que no haya sido arado ni cultivado y que tenga un arroyo donde siempre fluye el agua. Allí, en el valle, le quebrarán el cuello al animal.
5 Después se acercarán los sacerdotes levitas, pues el Señor
tu Dios los ha elegido para que sirvan delante de él y pronuncien bendiciones en el nombre del Señor
. Ellos son los responsables de resolver todos los casos legales y criminales.
6 »Los ancianos del pueblo tendrán que lavarse las manos sobre la novilla a la cual le quebraron el cuello.
7 Luego dirán: “Nuestras manos no derramaron la sangre de esta persona ni vimos cómo sucedió.
8 Oh Señor
, perdona a tu pueblo Israel, al cual has redimido. No culpes a tu pueblo de asesinar a un inocente”. Así quedarán absueltos de la culpa por la sangre de esa persona.
9 Si sigues estas instrucciones, harás lo correcto a los ojos del Señor
y purificarás a tu comunidad de la culpa por homicidio.
10 Matrimonio con una prisionera de guerra
»Supongamos que sales a la guerra contra tus enemigos, y el Señor
tu Dios los entrega en tus manos, y tú tomas cautivos a algunos de ellos.
11 Y supongamos que, entre los cautivos, ves a una mujer hermosa a la cual te sientes atraído y deseas casarte con ella.
12 Si tal cosa sucediera, podrás llevarla a tu casa, donde ella tendrá que raparse la cabeza, cortarse las uñas
13 y cambiarse la ropa que llevaba puesta cuando la tomaron prisionera. Ella se quedará en tu casa, pero deberás permitirle hacer duelo por su padre y su madre durante todo un mes. Después de ese tiempo, podrán unirse, y tú serás su marido y ella será tu esposa.
14 Sin embargo, si una vez ya unidos resulta que ella no te agrada, tendrás que dejarla en libertad. No podrás venderla ni tratarla como a una esclava, porque la has humillado.
15 Derechos del primer hijo varón
»Supongamos que un hombre tiene dos esposas y solamente ama a una de ellas, pero ambas le han dado hijos varones. Y supongamos que el primer varón lo haya tenido con la mujer que no ama.
16 Cuando el hombre divida su herencia, no dará la mayor parte al hijo menor —el que tuvo con la esposa que ama— como si fuera el primer hijo varón.
17 Deberá reconocer los derechos del hijo mayor —el que tuvo con la esposa que no ama— al darle la parte doble que le corresponde. Ese hijo es el primer fruto del vigor de su padre, y a él le corresponden los derechos del primer hijo varón.
18 Cómo tratar con un hijo rebelde
»Supongamos que un hombre tiene un hijo terco y rebelde, que no quiere obedecer ni a su padre ni a su madre, a pesar de que ellos lo disciplinan.
19 En un caso así, el padre y la madre tendrán que llevarlo ante los ancianos mientras estén juzgando en las puertas de la ciudad.
20 Ambos padres les dirán a los ancianos: “Este hijo nuestro es terco y rebelde y se niega a obedecer. Es glotón y borracho”.
21 Entonces todos los hombres de esa ciudad lo matarán a pedradas. De ese modo limpiarás esa maldad que hay en medio de ti, y todo Israel se enterará y tendrá miedo.
22 Ordenanzas varias
»Si alguien cometió un delito digno de muerte, y por eso lo ejecutan y luego lo cuelgan de un árbol,
23 el cuerpo no debe quedar allí colgado toda la noche. Habrá que enterrarlo ese mismo día, porque todo el que ha sido colgado
es maldito a los ojos de Dios. De esa manera, evitarás que se contamine la tierra que el Señor
tu Dios te da como preciada posesión.
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Deuteronomio 22

1 »Si encuentras deambulando por ahí el buey, la oveja o la cabra de tu vecino, no abandones tu responsabilidad.
Devuelve el animal a su dueño.
2 Si el dueño no vive cerca o no sabes quién es, llévalo a tu casa y quédate con él hasta que el dueño vaya a buscarlo. Cuando eso suceda, debes devolvérselo.
3 Haz lo mismo si encuentras el burro, la ropa o cualquier otra cosa que tu vecino haya perdido. No abandones tu responsabilidad.
4 »Si en el camino ves caído al burro o al buey de tu vecino, no lo ignores. ¡Ve y ayuda a tu vecino a ponerlo otra vez de pie!
5 »Una mujer no debe vestirse con ropa de hombre, y un hombre no debe vestirse con ropa de mujer. Cualquiera que hace algo así es detestable a los ojos del Señor
tu Dios.
6 »Si, al pasar, encuentras un nido de pájaros en un árbol o caído en el suelo, y ves que adentro hay polluelos o huevos que la madre está empollando, no te lleves a la madre junto con los polluelos.
7 Puedes llevarte las crías pero deja ir a la madre, así prosperarás y disfrutarás de una larga vida.
8 »Cuando edifiques una casa nueva, debes construir una reja alrededor de la azotea. De ese modo, si alguien se cae del techo, nadie podrá culparte de su muerte.
9 »No plantes ningún cultivo entre las hileras de vides que tienes en tu viñedo. Si lo haces, tendrás prohibido usar tanto las uvas del viñedo como el otro cultivo que plantaste.
10 »No ares con un buey y un burro unidos al mismo yugo.
11 »No uses ropa que esté hecha de lana entretejida con lino.
12 »Pon cuatro borlas en el borde del manto con el que te cubres: una al frente, otra atrás y dos a los costados.
13 Ordenanzas sobre la pureza sexual
»Supongamos que un hombre se casa con una mujer pero, después de dormir con ella, la desprecia
14 y la acusa públicamente de conducta vergonzosa diciendo: “Me casé con esta mujer y descubrí que no era virgen”.
15 Entonces el padre y la madre de la mujer tendrán que llevar la prueba de la virginidad de su hija a los ancianos mientras estén juzgando en las puertas de la ciudad.
16 El padre deberá decirles: “Yo le di mi hija a este hombre para que fuera su esposa, y ahora él la desprecia.
17 La ha acusado de conducta vergonzosa diciendo: ‘Descubrí que su hija no era virgen’. Sin embargo, aquí tengo la prueba de su virginidad”. Entonces los padres extenderán la sábana matrimonial delante de los ancianos.
18 Los ancianos tomarán al hombre y lo castigarán.
19 También le impondrán una multa de cien monedas de plata,
que deberá pagar al padre de la mujer por haber acusado públicamente de conducta vergonzosa a una virgen de Israel. La mujer seguirá siendo esposa del hombre, y él jamás podrá divorciarse de ella.
20 »Pero supongamos que las acusaciones del hombre son ciertas, y puede demostrar que la mujer no era virgen.
21 Entonces la llevarán a la puerta de la casa de su padre, y allí los hombres de la ciudad la matarán a pedradas, porque ha cometido un delito vergonzoso en Israel: ha sido promiscua mientras vivía en la casa de sus padres. De ese modo limpiarás esa maldad que hay en medio de ti.
22 »Si se descubre que un hombre comete adulterio, tanto él como la mujer deben morir. De ese modo limpiarás a Israel de semejante maldad.
23 »Supongamos que un hombre conoce a una joven virgen que está comprometida para casarse y tiene relaciones sexuales con ella. Si tal cosa sucediera dentro de una ciudad,
24 deberás llevarlos a ambos hasta las puertas de esa ciudad y matarlos a pedradas. La mujer es culpable por no gritar para pedir ayuda. El hombre debe morir por violar a la mujer de otro hombre. De ese modo limpiarás esa maldad que hay en medio de ti.
25 »Pero si el hombre encuentra en el campo a la mujer comprometida y la viola, entonces solo el hombre debe morir.
26 No le hagan nada a la joven; ella no cometió ningún delito digno de muerte. Es tan inocente como la víctima de un homicidio.
27 Dado que el hombre la violó en el campo, se dará por sentado que ella gritó, pero no había nadie para socorrerla.
28 »Supongamos que un hombre tiene relaciones sexuales con una joven que es virgen pero que aún no está comprometida para casarse. Si los descubren,
29 él deberá pagarle al padre de ella cincuenta monedas de plata.
Luego deberá casarse con la joven por haberla violado y jamás en su vida podrá divorciarse de ella.
30 »Un hombre no debe casarse con la ex esposa de su padre, porque ese acto sería una deshonra al padre.
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Deuteronomio 23

1 Ordenanzas sobre la adoración
»No se admitirá en la asamblea del Señor
a ningún hombre que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado.
2 »No se admitirá en la asamblea del Señor
a ningún hijo ilegítimo ni a sus descendientes hasta la décima generación.
3 »No se admitirá en la asamblea del Señor
a ningún amonita ni moabita ni tampoco a sus descendientes hasta la décima generación.
4 Esas naciones no te recibieron con alimento ni agua cuando saliste de Egipto. En cambio, contrataron a Balaam, hijo de Beor, proveniente del lejano Petor, en Aram-naharaim, para que te maldijera.
5 Pero el Señor
tu Dios se negó a escuchar a Balaam y convirtió esa maldición en bendición, porque el Señor
tu Dios te ama.
6 Jamás en tu vida buscarás el bienestar ni la prosperidad de los amonitas ni de los moabitas.
7 »No detestes a los edomitas ni a los egipcios, porque los edomitas son tus parientes y porque viviste como extranjero entre los egipcios.
8 Podrá entrar en la asamblea del Señor
la tercera generación de los edomitas y de los egipcios.
9 Ordenanzas varias
»Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, asegúrate de mantenerte lejos de toda impureza.
10 »Cualquier hombre que quede ceremonialmente impuro debido a una emisión nocturna deberá alejarse del campamento y quedarse allí el resto del día.
11 Hacia el atardecer, tendrá que bañarse y podrá volver al campamento al ponerse el sol.
12 »Deberás designar una zona fuera del campamento donde puedas ir a hacer tus necesidades.
13 Cada persona tendrá una pala
entre sus herramientas. Cuando vayas a hacer tus necesidades, cava un hoyo con la pala y luego cubre el excremento.
14 El campamento debe ser santo, porque el Señor
tu Dios se mueve dentro de él para protegerte y derrotar a tus enemigos. Ten cuidado de que él no vea nada vergonzoso en medio de ti, o se alejará de tu lado.
15 »Si un esclavo huye de su amo y se refugia contigo, no lo devuelvas a su amo.
16 Déjalo vivir en medio de ti en cualquier ciudad que elija y no lo oprimas.
17 »Ningún israelita, sea hombre o mujer, se dedicará a la prostitución ritual del templo.
18 Para cumplir con un juramento, no lleves a la casa del Señor
tu Dios ninguna ofrenda que provenga de la ganancia de un hombre
o de una mujer que se haya prostituido, pues ambos son detestables al Señor
tu Dios.
19 »No cobres intereses por los préstamos que le hagas a otro israelita, sea que le prestes dinero, alimento o cualquier otra cosa.
20 Puedes cobrar intereses a los extranjeros, pero no les cobrarás a los israelitas, para que el Señor
tu Dios te bendiga en todo lo que hagas en la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer.
21 »Cuando hagas un voto al Señor
tu Dios, no tardes en cumplir lo que le prometiste. Pues el Señor
tu Dios te exige que cumplas todos tus votos sin demora, o serás culpable de pecado.
22 Sin embargo, no es pecado abstenerse de hacer un voto.
23 Pero una vez que voluntariamente hagas un voto, asegúrate de cumplir lo que prometiste al Señor
tu Dios.
24 »Cuando entres en el viñedo de un vecino, podrás comer todas las uvas que quieras, pero no te llevarás nada en una canasta.
25 También, cuando entres en el campo de un vecino, podrás arrancar los granos de trigo con la mano, pero no cortarás las espigas con la hoz.
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Deuteronomio 24

1 »Supongamos que un hombre se casa con una mujer, pero ella no le agrada. Resulta que él encuentra algo reprochable en ella, entonces le escribe una carta de divorcio, se la entrega y la echa de su casa.
2 Una vez que ella abandona la casa, queda libre para volver a casarse.
3 Sin embargo, si el segundo marido también la desprecia y se divorcia de ella o se muere,
4 el primer marido no podrá casarse de nuevo con ella, porque ha quedado impura. Sería un acto detestable a los ojos del Señor
. No debes manchar de culpa la tierra que el Señor
tu Dios te da como preciada posesión.
5 »A un hombre recién casado no se le debe reclutar para el ejército ni se le debe asignar alguna otra responsabilidad oficial. Debe estar libre para pasar un año en su casa, haciendo feliz a la mujer con la que se casó.
6 »Está mal tomar un conjunto de piedras de molino —ni siquiera la piedra de arriba— como garantía por un préstamo que hayas hecho, porque el dueño las necesita para ganarse la vida.
7 »Si alguno secuestra a otro israelita y lo trata como esclavo o lo vende, el criminal deberá morir. De ese modo, limpiarás la maldad que haya en medio de ti.
8 »En todos los casos relacionados con enfermedades graves de la piel,
asegúrate de seguir las instrucciones de los sacerdotes levitas; obedece todos los mandatos que les di.
9 Acuérdate de lo que el Señor
tu Dios le hizo a Miriam cuando saliste de Egipto.
10 »Si le prestas algo a tu vecino, no entres en su casa para tomar el objeto que tiene que darte como garantía.
11 Debes esperar afuera hasta que él entre y te lo traiga.
12 Si tu vecino es pobre y te da su abrigo como garantía por un préstamo, no retengas la prenda durante la noche.
13 Devuélvela a su dueño antes de que caiga el sol, para que pueda abrigarse durante la noche y te bendiga; y el Señor
tu Dios te considerará justo.
14 »Jamás te aproveches de los obreros pobres y desamparados, ya sean hermanos israelitas o extranjeros que vivan en tu ciudad.
15 Debes pagarles lo que les corresponde al final del día, antes de que caiga el sol, porque son pobres y cuentan con esa paga para vivir. De lo contrario, ellos podrían clamar al Señor
en tu contra, y tú serías culpable de pecado.
16 »Los padres no deben morir por los pecados de los hijos ni los hijos deben morir por los pecados de los padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos.
17 »Debes actuar con justicia con los huérfanos y con los extranjeros que vivan en tu tierra, y nunca aceptes la ropa de una viuda como garantía por su deuda.
18 Recuerda siempre que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor
tu Dios te rescató de la esclavitud. Es por eso que te doy este mandato.
19 »Cuando estés juntando la cosecha y olvides un atado de grano en el campo, no regreses a buscarlo. Déjalo allí para los extranjeros, los huérfanos y las viudas. Entonces el Señor
tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.
20 Cuando sacudas los olivos para que caigan las aceitunas, no pases por las mismas ramas dos veces. Deja las aceitunas que quedan en el árbol para los extranjeros, los huérfanos y las viudas.
21 Cuando coseches las uvas de tu viñedo, no repases las vides. Deja los racimos que quedan para los extranjeros, los huérfanos y las viudas.
22 Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto. Es por eso que te doy este mandato.
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Deuteronomio 25

1 »Supongamos que dos personas llevan un altercado ante el tribunal, y los jueces declaran que una tiene razón y que la otra está equivocada.
2 Si a la persona que está equivocada la condenan a ser azotada, el juez deberá ordenarle que se ponga en el piso y reciba, en su presencia, la cantidad de azotes correspondientes al delito que cometió.
3 Pero nunca le den más de cuarenta azotes; más de cuarenta azotes sería una humillación pública para tu hermano israelita.
4 »No le pongas bozal al buey para impedirle que coma mientras trilla el grano.
5 »Si dos hermanos viven en una misma propiedad, y uno de ellos muere sin tener un hijo varón, la viuda no podrá casarse con alguien que no sea de la familia. En cambio, el hermano de su esposo tendrá que casarse y tener relaciones sexuales con ella para cumplir con los deberes de un cuñado.
6 Al primer hijo varón que ella tenga de esa relación se le considerará hijo del hermano fallecido, para que su nombre no sea olvidado en Israel.
7 »Sin embargo, si el hombre se niega a casarse con la viuda de su hermano, ella deberá ir a la puerta de la ciudad y decirles a los ancianos allí reunidos: “El hermano de mi esposo se niega a preservar el nombre de su hermano en Israel: se niega a cumplir con los deberes de un cuñado al no casarse conmigo”.
8 Entonces los ancianos de la ciudad lo llamarán y hablarán con él. Si aun así se niega y dice: “No quiero casarme con ella”,
9 la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará la sandalia del pie y le escupirá la cara. Luego declarará: “Esto es lo que le pasa a un hombre que se niega a darle hijos a su hermano”.
10 A partir de entonces, todo Israel se referirá a su familia como “¡la familia del hombre al que le quitaron la sandalia!”.
11 »Si dos israelitas se enredan en una pelea, y la mujer de uno de ellos trata de rescatar a su marido agarrando al otro hombre de los testículos,
12 tendrás que cortarle la mano. No le muestres compasión.
13 »Usa balanzas exactas cuando tengas que pesar mercadería,
14 y que tus medidas sean completas y legítimas.
15 Así es, usa siempre pesas y medidas legítimas para que disfrutes de una larga vida en la tierra que el Señor
tu Dios te da.
16 Todo el que engaña con pesas y medidas falsas es detestable a los ojos del Señor
tu Dios.
17 »Nunca te olvides de lo que los amalecitas te hicieron cuando salías de Egipto.
18 Te atacaron cuando estabas cansado y agotado, e hirieron de muerte a los más débiles que se habían quedado atrás. No tuvieron temor de Dios.
19 Por lo tanto, cuando el Señor
tu Dios te haya dado descanso de todos tus enemigos en la tierra que te da como preciada posesión, destruirás a los amalecitas y borrarás su memoria de la faz de la tierra. ¡No lo olvides nunca!
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Deuteronomio 30

1 Un llamado a volver al Señor
»En el futuro, cuando experimentes todas las bendiciones y las maldiciones que te detallé y estés viviendo entre las naciones a las que el Señor
tu Dios te haya desterrado, toma muy en serio todas estas instrucciones.
2 Si en aquel tiempo, tú y tus hijos regresan al Señor
tu Dios, y si obedecen con todo el corazón y con toda el alma los mandatos que te entrego hoy,
3 entonces el Señor
tu Dios te devolverá tu bienestar. Tendrá misericordia de ti y te volverá a reunir de entre todas las naciones por donde te dispersó.
4 Aunque estés desterrado en los extremos de la tierra, el Señor
tu Dios te traerá de allí y te reunirá nuevamente.
5 El Señor
tu Dios te hará volver a la tierra que perteneció a tus antepasados, y será tuya de nuevo. ¡Entonces te hará aún más próspero y numeroso que tus antepasados!
6 »El Señor
tu Dios cambiará tu corazón
y el de tus descendientes, para que lo ames con todo el corazón y con toda el alma, y para que tengas vida.
7 El Señor
tu Dios impondrá todas esas maldiciones a tus enemigos y a los que te odian y te persiguen.
8 Así volverás a obedecer al Señor
y cumplirás todos sus mandatos, los que yo te entrego hoy.
9 »Entonces el Señor
tu Dios te prosperará en todo lo que hagas. Te dará muchos hijos, una gran cantidad de animales y hará que tus campos produzcan cosechas abundantes, porque el Señor
volverá a deleitarse en ser bondadoso contigo como lo fue con tus antepasados.
10 El Señor
tu Dios se deleitará en ti si obedeces su voz y cumples los mandatos y los decretos escritos en este libro de instrucción, y si te vuelves al Señor
tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
11 Elección de vida o muerte
»El mandato que te entrego hoy no es demasiado difícil de entender ni está fuera de tu alcance.
12 No está guardado en los cielos, tan distante para que tengas que preguntar: “¿Quién subirá al cielo y lo bajará para que podamos oírlo y obedecer?”.
13 Tampoco está guardado más allá del mar, tan lejos para que tengas que preguntar: “¿Quién cruzará el mar y lo traerá para que podamos oírlo y obedecer?”.
14 Por el contrario, el mensaje está muy al alcance de la mano; está en tus labios y en tu corazón para que puedas obedecerlo.
15 »¡Ahora escucha! En este día, te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre la prosperidad y la calamidad.
16 Pues hoy te ordeno que ames al Señor
tu Dios y cumplas sus mandatos, decretos y ordenanzas andando en sus caminos. Si lo haces, vivirás y te multiplicarás, y el Señor
tu Dios te bendecirá a ti y también a la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer.
17 »Sin embargo, si tu corazón se aparta y te niegas a escuchar, y si te dejas llevar a servir y rendir culto a otros dioses,
18 entonces te advierto desde ya que sin duda serás destruido. No tendrás una buena y larga vida en la tierra que ocuparás al cruzar el Jordán.
19 »Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir!
20 Puedes elegir esa opción al amar, al obedecer y al comprometerte firmemente con el Señor
tu Dios. Esa
es la clave para tu vida. Y si amas y obedeces al Señor
, vivirás por muchos años en la tierra que el Señor
juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob».
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